No, los labradoodles australianos no ladran mucho. Normalmente sólo ladran cuando tienen algo que comunicarte.

Por ejemplo, pueden querer que les prestes atención o que les avises de que es hora de comer. También pueden ladrar por frustración si no se satisfacen sus necesidades de actividad física y estimulación mental.

Para evitar que los ladridos de su labradoodle australiano se conviertan en un mal hábito:

  • Fíjate en lo que desencadena el comportamiento.
  • Nunca responda gritando o castigando a esta raza.
  • Cuando se haya calmado, aborda la causa de los ladridos. Por ejemplo, dale comida.
  • Si ladra para llamar la atención, ignore el comportamiento y recompénselo sólo cuando se haya calmado.
  • Si ladra porque está frustrado y necesita actividad física, proporciónale más ejercicio para que se canse.